domingo, 30 de octubre de 2011

02 mayo 2005 Agencia Colpisa

2 maig 2005

El company Melchor Saiz-Pardo ha estat un dels periodistes que, des de Madrid, mes contacte han tingut amb en Robert. La agencia Colpisa ha informat de molts dels esdeveniments i de les opinions generades per en Robert o per l’associació que va fundar. Un ejemple es aquest article amb data 2 de maig de 2005 on es recull la tasca de investigació realitzada per l’AMIC Robert per local·litzar a les víctimes del terrorisme.

En busca de las víctimas olvidadas del Terrorismo
Una asociación recurre a detectives privados para localizar a 172 catalanes afectados por atentados que nunca han recibido ayudas.

La ACVOT trabaja contrarreloj para presentar a Interior el mayor número de casos de víctimas olvidadas antes de que en septiembre cumpla el plazo de ‘repesca’.


Son víctimas del terrorismo, pero nunca lo han sabido. Jamás han tenido una indemnización ni el apoyo de las instituciones ni el consuelo de una asociación. Son víctimas del terrorismo, pero fueron olvidadas por todos, y se cuentan por centenares en toda España. Heridos en atentados de los años 70 relegados en la memoria, afectados de ataques de bandas organizadas de la ultraderecha que jamás pensaron haber sufrido un acto terrorista... personas desconocidas que ahora han comenzado a aflorar gracias al trabajo de la Asociación Catalana de Víctimas de Organizaciones Terroristas (ACVOT) y del Colegio Oficial de Detectives Privados de Cataluña.

La ACVOT tiene las identidades de 172 de estos afectados catalanes olvidados. Nombres y apellidos sin más, sacados de polvorientas sentencias de los casi 40 atentados terroristas registrados en Cataluña desde que en 1975 el guardia civil Ovidio
Díaz cayera abatido por las balas de ETA en Barcelona.
“Son víctimas de actos terroristas de ETA, pero también del GRAPO, de Terra Lliure, de la ‘ultra’ JEP (Juventud Española en Pie), de EPOCA (Exercit Popular Català) de ERCA (Exercit Roig Català d'Alliberament) o del FAC (Front d'Alliberament Català)”, explica el presidente de la ACVOT, Robert Manrique, a su vez herido grave en el atentado de contra lso almacenes Hipercor.

Para Manrique se ha convertido en una obsesión encontrar a esas víctimas de las que nunca se ocupó nadie y para ello no ha dudado, incluso en recurrir a la ayuda de profesionales, de detectives privados. Seis meses El trabajo de estos sabuesos a la búsqueda de víctimas comenzó el pasado 10 de marzo. Un día antes del primer aniversario de la masacre de Madrid, Manrique se reunió con el alto comisionado para las víctimas, Gregorio Peces-Barba, al que, como otros representantes de asociaciones autonómicas, le pidió una segunda oportunidad para que esos damnificados olvidados pudieran acogerse a los beneficios de la Ley de Solidaridad con las Víctimas del Terrorismo, que sólo ofreció seis meses (de diciembre de 1999 a junio de 2000) para que pidieran sus indemnizaciones.

Las plegarias de Manrique no tardaron de ser respondidas. El Consejo de Ministros del 11 de marzo de 2005 aprobó un nuevo plazo de seis meses (que concluye el próximo 11 de septiembre) para que los ‘olvidados’ pidieran a la Administración sus ayudas.

Tan sólo medio año para buscar y encontrar a esas decenas personas era un trabajo de titanes para la modesta ACVOT que a esas alturas -y después de casi cinco años de rastrear internet, guías telefónicas, censos y padrones- sólo tenía localizadas 50 de las al menos 172 víctimas catalanas que jamás han sido reconocidas. Nadie busca a los damnificados olvidados de otras comunidades, que pueden ser miles.


Las lagunas de la ACVOT eran muchas, sobre todo en los grandes atentados en la comunidad autónoma. La asociación nada sabía de siete heridos del atentado de Hipercor el 19 de junio de 1987; tampoco el destino de una decena de heridos del coche bomba que ETA puso en Sabadell el 8 de diciembre de 1990 y que costó la vida seis policías; ninguna pista de una decena de heridos del paquete-bomba que terroristas de ultra derecha enviaron el 20 de septiembre de 1977 a la redacción de la revista satírica ‘El Papus’ en Barcelona...

Golpe de suerte

La suerte que no sonrió a Manrique el día del atentado de Hipercor se puso de su lado el 18 de marzo, en plena vorágine de busca de heridos abandonados. “Fui a recoger, en nombre de Pilar Manjón, de la Asociación de Víctimas del 11-M, el premio de personaje del año del colegio de detectives catalán. Les explique que teníamos 122 personas pendientes de encontrar y no lo dudaron; aunque desde el principio les dije que no teníamos ni un duro, de inmediato nos brindaron su ayuda”, recuerda el presidente de ACVOT.

Los investigadores privados se volcaron en el tema y los resultados no se han hecho esperar. Los detectives, en un mes y medio, han localizado a 63 nuevos ‘desaparecidos’ y cada día un nuevo damnificado aparece en los ficheros que manejan estos profesionales. “Han encontrado víctimas del GRAPO o del atentado de Vic que durante años buscamos sin éxito, han localizado a gentes que hacía años que se habían marchado de Cataluña y que ahora viven en Zaragoza, Almería y otros puntos de Andalucía”, dice entre sorprendido y orgulloso Robert Manrique.


El presidente de las víctimas catalanas, que recuerda que “aún quedan 59 nombres a los que hay que poner rostro”, se pasa ahora los días ‘atado’ a su móvil, conectando con cada uno de esos 63 teléfonos facilitados por el colegio de detectives para explicar a sus interlocutores que “tienen derecho a que el Estado y la sociedad les ayuden y que reconozcan su sacrificio a favor de la libertad”. Un trabajo, recuerda Manrique, que nunca ha hecho la Administración de ‘motu propio’, a pesar de que sus medios son mucho más poderosos que los de la ACVOT o los del Colegio Oficial de Detectives Privados de Cataluña.
 
El Colegio Oficial de Detectives Privados de Cataluña no ha querido en ningún momento publicitar su búsqueda de víctimas del terrorismo. Ni una nota ni un comunicado ni una simple referencia en su página ‘web’, a pesar de que se trata de una iniciativa pionera que cualquier organización daría a conocer para mejorar su imagen. 
El presidente del colectivo, José María Fernández Abril, incluso es reacio a comentar una labor “altruista y desinteresada” que no esperaba ni pretendía que tuviera ningún eco. Fernández Abril, como algunos de sus compañeros, ha restado tiempo de su actividad profesional y de su ocio para dedicarse a rastrear archivos, pero insiste en que no esperan ningún reconocimiento. “Las víctimas nos pidieron ayuda y simplemente se la hemos dado, tenemos mucha más experiencia y medios que la ACVOT para hacer estas investigaciones, no es nada”, minimiza el presidente de los detectives catalanes.Sin embargo, Fernández Abril termina por reconocer que el trabajo de localización no está siendo fácil porque buena parte de los apellidos que aparecen en las viejas sentencias son erróneos o están cambiados, al margen de que muchos de los damnificados se han mudado varias veces de domicilio o de ciudad de residencia.

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