lunes, 28 de noviembre de 2011

23 octubre 2011 La Vanguardia


23 octubre 2011
També en Jordi Barbeta torna a esmentar en Robert com a exemple, entre d’altres, de aquelles víctimes del terrorisme que son capaços de pensar mes en el benefici de la ciutadania per sobre dels seus probables interessos personals, de protagonisme o de venjança. Ho trobem a La Vanguardia del diumenge 23 d’octubre.

La izquierda abertzale saca una multitud a la calle con una llave como símbolo de libertad
La reivindicación de las víctimas centra los actos políticos de socialistas y PP Militares y guardias civiles exigen reconocimiento y justicia con las víctimas de ETA

Llanto por la víctimas y clamor por los presos. Este es el resumen de la segunda jornada política en el País Vasco después del comunicado de la banda terrorista ETA anunciando el "cese definitivo de la actividad armada". Construir la paz no va a ser fácil, han reconocido prácticamente todos los líderes políticos, porque están planteados dos retos que además se desafían mutuamente, las víctimas del terrorismo y el futuro de los presos.

El recuerdo y la reparación de las víctimas de ETA estuvo ayer presente en los actos políticos de los socialistas, de los populares y también del PNV, mientras la izquierda abertzale sacaba a la calle una multitud en Bilbao pidiendo soluciones para Euskal Herria utilizando como símbolo una llave. Tiene el doble sentido de la llave que sirve para abrir las cárceles y la clave para resolver lo que denominan "el conflicto armado". La portavoz de los abertzales Maribí Ugarteburu no rehuyó el debate sobre las víctimas, pero considerando que los presos por delitos de terrorismo también lo son: "Es necesario el reconocimiento y la reparación a todas las víctimas del conflicto, y la izquierda abertzale ya está embarcada en ese trabajo".

La izquierda abertzale hizo una nueva demostración de su capacidad de movilización, que está generando, por cierto, una honda preocupación en los partidos convencionales. Sin lugar a dudas se ha convertido en el adversario de referencia. Mariano Rajoy llegó a decir ayer que "no hemos de hacerle la campaña a Bildu". Íñigo Urkullu recordó que el PNV ha sido "el partido de la no violencia en 1958 y en 1977", mientras Alfredo Pérez Rubalcaba fijaba el objetivo: "Les hemos quitado las bombas y ahora hemos de quitarles los votos". Por la mañana, en San Sebastián, los socialistas, con el lehendakari Patxi López y el ex ministro del Interior más implicado en la lucha contra ETA, protagonizaron el mitin más emotivo de su vida. Todos lloraron amargamente por las víctimas, pero con la esperanza de que empiezan una nueva vida. "Os miro y ya no veo a nadie que tenga que mirar hacia atrás o debajo del coche, que le vaya a pasar algo malo a la salida de este acto. Claro que han cambiado las cosas. ¿Sabéis cómo se llama eso? Libertad", proclamó Alfredo Pérez Rubalcaba.

A quinientos kilómetros de allí, en Cerdanyola del Vallès, Mariano Rajoy, a quien según todos los sondeos le va a tocar administrar desde la presidencia del gobierno español la nueva situación, dejó claro que lo único que tiene en mente son las víctimas. "Ahora lo que toca es estar a la altura de las circunstancias –dijo el líder del PP–, apoyar a las víctimas y ser prudentes, y sobran los debates estériles".

Hoy mismo, el Consejo Europeo, reunido en Bruselas, hará una declaración de solidaridad con España y apoyo a las víctimas. En paralelo, líderes internacionales han abogado por el diálogo con los terroristas. Tony Blair, artífice del acuerdo de paz de Stormont, en Irlanda, ha escrito a raíz del comunicado de ETA en The New York Times: "Los gobiernos también deben reconocer la necesidad de hablar con el enemigo. Una firme presión en materia de seguridad sobre los terroristas debe compatibilizarse con el ofrecimiento a estos de una salida...".

La reivindicación de las víctimas desde diversos ámbitos ha sido una constante desde que ETA divulgó su comunicado de cese definitivo, en el sentido de que según qué se plantee con los presos supondría una traición a los que sufrieron en propia carne la acción terrorista. Flota en el ambiente esa posibilidad en el ámbito de las víctimas, y algunos colectivos han querido hacerse oír. Ayer mismo, un colectivo de guardias civiles se pronunció en Vitoria y también lo hizo el I Congreso de Militares Españoles.

Considerando que el colectivo militar ha sido uno de los más castigados por la banda terrorista, decidieron algo poco habitual: hacer público un comunicado en el que expresan su disconformidad con todos los líderes políticos y las autoridades que han celebrado el inicio de una nueva etapa de paz: "El terrorismo de ETA sigue existiendo, a pesar de la euforia de algunos. Sólo habrá terminado y entonces podremos celebrarlo cuando todas y cada una de las víctimas del terrorismo, muchas de ellas de las fuerzas armadas, hayan sido reconocidas y tratadas con justicia".

El papel de las víctimas en un proceso de paz posterior a un conflicto armado ha sido objeto de profundos debates. En España, la ley exige tener en cuenta a las víctimas para adoptar medidas de gracia con los presos para favorecer su reinserción. Sin embargo, expertos internacionales señalan que resulta más efectivo garantizar la reparación de las víctimas, pero no implicarlas en la gestión de la paz, que atañe a los responsables políticos.

Desde el viernes, han surgido posicionamientos enfrentados en este sentido. Frente a las asociaciones de víctimas oficiales, Eulàlia Lluch, hija de Ernest Lluch; Robert Manrique, ex presidente de la asociación catalana de víctimas y en Euskadi María José Aguirre, hermana de un ertzaina asesinado por ETA, se han pronunciado a favor del diálogo sin considerar necesaria la intervención de las víctimas. Eulàlia Lluch lo ha dejado claro desde un principio. "Las víctimas no podemos intervenir porque nunca podremos ser objetivos, ni somos profesionales de la resolución de conflictos".
















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