sábado, 20 de octubre de 2012

18 octubre 2012 Alfa y Omega (opinion)

 
18 octubre 2012

Premios que sanan heridas
Supieron perdonar, y vencieron

Hace apenas unas horas, el Observatorio Internacional Víctimas del Terrorismo, de la Universidad CEU San Pablo, entregó los premios La Puerta del Recuerdo a la Asociación de Ayuda a las Víctimas del 11-M, a la Asociación norteamericana Tuesday's Children y a Irene Villa por su «firme compromiso con la causa de las víctimas del terrorismo»
Paradojas del destino, ayer mismo, 17 de octubre, Irene Villa celebraba junto a su familia el 21 aniversario de su segunda vida. La primera se quedó a las puertas de la morgue preparada por ETA, a las 9 menos 5 de la mañana de aquel otro 17 de octubre. El segundo amanecer de Irene Villa comenzó a la hora en que los cafés aún humeaban en los hogares españoles. En cierta forma, todos los premiados ayer con los galardones Puerta del Recuerdo comparten amaneceres, porque nunca han permitido que en sus vidas se haga de noche. Y eso, a pesar de que el terror no tiene remedios, sólo consecuencias con nombres de padres, mujeres, hijos, hermanos y amigos. Nombres de todos los que precisamente ayer tendrían que haber estado aplaudiendo y nunca saldrán en la foto.
Irene Villa ha recibido el Premio Nacional Coraje Cívico por el ejemplo de «dignidad y fortaleza moral» que lleva ofreciendo a todo el mundo desde aquel 17 de octubre de 1991, en el que el cuerpo roto de una niña de 12 años luchó contra la muerte durante los tres interminables días que estuvo en coma. Aquella bomba lapa estaba programada por el odio, pero no contaba ni con la fuerza interior de Irene Villa ni con el poder del abrazo de una madre, María Jesús González, también mutilada cruelmente por aquellos valientes de ETA.
Veintiún años después, aún colea el fantasma de las operaciones en su cuerpo; la última, hace apenas cuatro semanas. Si aquel 17 de octubre Irene no se dejó ir sobre la camilla del hospital madrileño, fue porque sabía que su madre iba a llegar con un desfibrilador cargado de lucha por vivir. Si no se dejó ir, fue porque sabía que, años después, aparecería en su vida Juan Pablo, marido y ancla, y porque ayer mismo su hijo Carlos, desde sus 3 meses recién cumplidos, la iba a mirar sonriendo, mientras soplaba las velas de su 21 cumpleaños. En el fondo, si Irene no se dejó ir fue porque sabía que muchas otras víctimas la esperaban para encontrar palabras que curaran heridas. Aquella bomba lapa mutiló terriblemente dos cuerpos, pero ni Irene ni su madre permitieron nunca que el dolor les condujera al odio y a la desesperanza. Supieron perdonar y vencieron, porque no hay mayor venganza que no querer vengarse. Con su actitud negaron a los terroristas una segunda victoria.

Opinión:
Irene ha dicho que perdona.... la felicito por su decisión y la respeto profundamente por tratarse de un tema absolutamente personal. Ahora espero que los tres impresentables que se metieron conmigo por “simplemente” hablar el pasado junio con quien quiso matarme en “Hipercor”  hagan algún comentario a la decisión de Irene.
Pero si no han tenido la valentía y la dignidad suficiente para dirigirse a mi persona antes de opinar sobre mi decisión, tampoco creo que tengan lo que hay que tener para opinar sobre el perdón de Irene a quienes le destrozaron la vida hace ya 21 años.
Irene, para ti un beso... y para esos tres ignorantes mi mas profundo olvido.

Tuve la oportunidad de trabajar desde la antigua AVT por Irene Villa y por su madre, desde la misma mañana de aquel 17 de octubre de 1991 en que sucedió el atentado. Siento por ellas un enorme respeto y consideración. Se lo he mostrado en diferentes ocasiones a Maria Jesús, la última en un acto organizado por el ex-presidente Sarkozy en París. Pero nunca he olvidado que aquel maldito día también fueron destrozadas otras familias, como la del Teniente Francisco Carballar o como la de mi querido amigo Rafael Villalobos, con ambas piernas amputadas (supongo que su esposa todavía continúa pleiteando con la Administración) y a día de hoy espero que su hermana se haya recuperado.
Me alegra muchísimo que se reconozca la valentía de Irene y que recoja un nuevo premio. Sin duda se los merece. Pero dicho esto me gustaría que alguien me explicara quien se ha interesado en aquella niña que en 1991 vio cómo le amputaban a la altura media entre rodilla y pie y que tuvo que enterarse que su hermana había muerto en el mismo atentado. También resultó herido su abuelo. Hablo de Vic. Admiro hasta el infinito el saber estar de Teodoro, de Ana y de Maria Isabel del mismo modo que el de tantas y tantas víctimas anónimas del terrorismo. ¿Cuál es la razón por la que nadie se acuerda de Maria Isabel? Me jod.... mucho que fuera porque era y es la hija de un Guardia Civil. Pero es la única razón que se me ocurre. Y me j....

Y para terminar, un entrañable recuerdo al Guardia Civil que sacó de entre los escombros del Cuartel de Vic a Maria Isabel. Mi amigo José Gálvez Barragán, “el de la foto”... pasear con el por Vic es como pasear con el angel de la guarda.
 


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