miércoles, 24 de abril de 2013

23 abril 2013 (2) elplural.com (articulo)

23 abril 2013



Insultar está muy feo
¿Cuántas víctimas del terrorismo nos hemos tomado la molestia de contactar con la PAH para decirles que nos repugna que se les compare con los filoetarras?




Hace muchos años, un impresentable se encaró y agredió a la entonces novia de mi hijo mayor. En eso llegó el chaval intentando razonar y el agresor le soltó: “Cállate gilipollas, que tu padre tenía que haber palmao en Hipercor”. Mi hijo, que estuvo a punto de quedarse huérfano con tres añitos, empujó al imbécil y la consecuencia fue un juicio por agresión y una condena de 300 euros. Perdimos y pagamos.

Esta situación se dio porque entonces no existía una legislación que garantizara el respeto hacia las víctimas del terrorismo y aportara castigo a quien las injuriase. La ley empezó a cambiar con el nuevo Código Penal, del que tuve el honor de ser consultor pero por lo que parece actualmente nada ha cambiado.

Todo esto viene en relación a las actitudes que destilan ciertos “opinadores” que aparecen en ciertos medios o redes sociales. Hace unos días podía leerse la siguiente noticia: “La Audiencia Nacional ha rechazado ser competente para juzgar a un acusado de injurias en Twitter a la presidenta de la Asociación 11M Afectados del Terrorismo, Pilar Manjón, porque no la criticó “por su condición de familiar de víctima del terrorismo, sino estrictamente por su actividad pública”. En el mensaje publicado en esa red social por el único imputado en esta causa, Luis Gutiérrez, éste manifestaba: “Lo de Pilar Manjón es infame. Cada día dudo más que el hijo de esa tipeja fuese el 11M en un tren…Deplorable su actitud”.

Alguien tendría que explicar que pueda hablarse así de una madre cuyo hijo fue asesinado en un atentado terrorista y no pase absolutamente nada. Al contrario que algunos recién llegados que se adueñan del trabajo ajeno, puedo demostrar mi trayectoria en el tema de la atención integral a víctimas del terrorismo desde que sufrí mi atentado en 1987 y por esa experiencia vital y personal, mientras leía esa noticia me venían a la memoria centenares de nombres y apellidos de padres con hijos asesinados a los que conozco y aprecio personalmente. Y recordaba a algunos que, a buen seguro, habrían recibido otro trato jurídico de ser ellos y ellas los destinatarios del repugnante “pensamiento” (por llamarlo de alguna manera) del tal Luis Gutiérrez. Pero la Audiencia Nacional dice que no es su competencia. Veremos si los Juzgados de Plaza Castilla dicen lo mismo.

Para seguir con el esperpento en el que se ha transformado parte de la justicia de este país, ahora aparecen ciertos juntaletras salvapatrias atacando e insultando a Eduardo Madina. Me costaría entender que se atacara a nivel personal a un adersario político, el que fuera, para rebatir sus ideologías diferentes. Me costaría pero haciendo un enorme esfuerzo quizás lograría encontrar alguna extraña razón. Pero decir que un ciudadano, que ya se dedicaba a la política y al que han amputado una pierna a consecuencia de un atentado está más cercano a las ideas de los criminales que intentaron matarlo que a las ideas democráticas del resto de ciudadanos ya me parece una indignidad que roza la criminalidad.

Se de lo que hablo porque no hace ni un año hubo quien me acusó de tener “síndrome de Estocolmo” por haber accedido al encuentro con uno de los terroristas que intentó matarme. Tres ignorantes sin más méritos que tener la lengua muy larga ni tan siquiera me quitaron el sueño y por ello me molesta más que haya quien ataque a una madre con un hijo asesinado o a un honesto ciudadano cuyo único “delito” fue ser miembro de las juventudes de un partido político. Y me molesta todavía más que eso pueda quedar en nada, pese a tener un Código Penal que en su artículo 578 dice lo siguiente:
“El enaltecimiento o la justificación por cualquier medio de expresión pública o difusión de los delitos comprendidos en los artículos 571 a 577 de este Código  o de quienes hayan participado en su ejecución, o la realización de actos que entrañen descrédito, menosprecio o humillación de las víctimas de los delitos terroristas o de sus familiares se castigará con la pena de prisión de uno a dos años.”

Debo decir, porque lo sé y porque me apetece, que he pasado cientos de horas trabajando tanto con Pilar Manjón como con Eduardo Madina en la preparación, entre otras muchas cosas, de proyectos legislativos para mejorar las condiciones en el bienestar de las víctimas del terrorismo. Es vergonzoso escuchar los ataques que ellos reciben mientras los atacantes defienden las estupideces perpetradas y las actividades llevadas a cabo por otras víctimas. Es difícil de entender que defiendan a “capa y espada” a algunos cuyo único propósito es utilizar políticamente a las víctimas mientras atacan a los que pasan (pasamos) horas y horas cada día intentando ayudar en todo aquello a lo que no llega cualquier Administración, ya sea central, autonómica o municipal.
¿A quién le importa que un español que sufra un atentado en el extranjero sea indemnizado con el sesenta por ciento menos? ¿A quién le importa que los fetos no nacidos a causa de un atentado no sean reconocidos como víctimas mientras defienden que el ser humano lo es desde el momento de la concepción? Desde el mundo de “las” víctimas del terrorismo ¿qué apoyos ha recibido Pilar Manjón aparte de los de la gente de su propia asociación? ¿Qué sigla ha llamado a Eduardo Madina para solidarizarse con él y arroparle ante quien le ataca gratuitamente? ¿Lo habrán hecho aquellos que colaboran en desahuciar a su propia gente?

Y hablando de desahucios… ¿cuántas víctimas nos hemos tomado la molestia de contactar con la gente de la PAH para decirles que como víctimas del terrorismo nos repugna que se les compare con los filoetarras? ¿quiénes serán los próximos en recibir adjetivos tan irreverentes? ¿los afectados por las preferentes?

Decía al principio que hay impresentables que aparecen en ciertos medios o redes sociales. Es inevitable. Pero sí podemos evitar que se dediquen a atacar impunemente a quienes no compartimos ese pensamiento único que nos quieren imponer. Puedo asegurar sin miedo a equivocarme que hay cientos de víctimas que estamos hartos de esa utilización partidista que algunos quieren hacer de nuestro dolor. Puedo asegurar que hay cientos de víctimas que lo único que queremos es que nadie más pase por lo mismo que nosotros ya hemos pasado y que seguiremos trabajando hasta conseguirlo porque nuestro objetivo es el bienestar del resto de la ciudadanía y no el provecho personal.

Pilar Manjón y Eduardo Madina son dos más en estos cientos a los que me honro pertenecer.

Roberto Manrique es víctima de ETA y fue presidente de la AVT en Cataluña y de la Asociación de Víctimas Catalanas de Organizaciones Terroristas

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