lunes, 3 de febrero de 2014

03 febrero 2014 (3) Interviu (opinion)

03 febrero 2014




Victimas de quita y pon








Hay que reconocer que los primeros gobiernos del Partido Socialista, con Felipe González a la cabeza, fueron un poco rácanos con las víctimas del terrorismo. Se indemnizaba poco y mal, quizás con el susto encima de la cantidad de actividad etarra que había por aquellos años. Y es justo reconocer que fue el Partido Popular el que se encargó de aumentar y mejorar el apoyo a quienes habían sufrido el zarpazo de la violencia. Vaya por delante que la inmensa mayoría de las víctimas han hecho un uso moral y legítimo de las ayudas; pero en este país, donde aparece el dinero, brotan las ganas de quedarse con el.
Contamos esta semana cómo un guardia civil ha inscrito una nueva asociación de víctimas utilizando para ello una lista de personas, todas octogenarias, que no solo no han dado su consentimiento, sino que ni siquiera habían tenido noticia de que estaban en esa nueva organización hasta que recibieron la llamada de esta revista. El interés está claro: ya han conseguido 45.000 euros en subvenciones usando el dolor de esas víctimas y sus nombres. El Gobierno cuida con especial sensibilidad a las víctimas, y me parece bien, pero auditar a las asociaciones no tiene por qué ser un agravio ni un gesto de desconfianza. Simplemente, que en todos los sitios cuecen habas, y es mejor seguir apoyando a quien se lo merece, solo al que se lo merece. En un país, España, donde la picardía es una profesión, es muy extraño que un ámbito, por muy serio que sea se libre de estos habilidosos. Más control no significa menos respeto.

Opinión:

No es mi propósito discutir el editorial de Alberto Pozas pero sí me gustaría clarificar un pequeño detalle. Acierta al decir que el Partido Popular fue “el que se encargó de aumentar y mejorar el apoyo a quienes habían sufrido el zarpazo de la violencia”. Pero no hay que olvidar que fue a instancias del trabajo desarrollado por la antigua Asociación de Víctimas del Terrorismo el año 1998, año en el que ETA declaró una de sus diferentes “treguas” y el propio presidente del Gobierno declaró que “sabría ser generoso con los que abandonaran la violencia”. Ese fue el motivo para que representantes del Gobierno del Partido Popular se reunieran con algunos de nosotros (los que entonces estábamos en aquella precursora AVT) y así se consiguiera una legislación que agrupara en una sola ley los numerosos parches jurídicos existentes hasta entonces. Incluidos los cobros de las indemnizaciones que los terroristas jamás habían abonado a sus víctimas. Ley de Solidaridad con las Víctimas del Terrorismo 32/1999.
Los que han ido llegando últimamente se han ido encontrando el trabajo hecho. Y casos como el que nos ocupa hace que aquel excelente trabajo se pierda por el sumidero de la desconfianza y la indignidad.

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