viernes, 20 de marzo de 2015

19 marzo 2015 (12) Hoy Extremadura

19 marzo 2015



Peligro latente






Tunez, el país que en diciembre de 2010 alumbró con el admirable sacrificio personal de uno de sus ciudadanos lo que sería la imparable primavera árabe, no se libra del azote terrorista y ayer un comando intentó penetrar en el Parlamento y se enfrentó a las fuerzas del orden tras tomar rehenes. Veinte turistas, dos funcionarios tunecinos y los dos terroristas murieron también en el asalto. Entre las víctimas mortales figuran dos españoles. El Gobierno ha prometido reforzar su combate contra el integrismo armado que con este ataque muestra una audacia deliberada, pues su campo ordinario de acción está lejos, en áreas montañosas fronterizas con Argelia. Este dato -la presencia de los terroristas en el corazón político y turístico de la capital- indica un deseo patente de hacerse notar como un factor insoslayable del escenario social en contra de lo que la inmensa mayoría de tunecinos ha manifestado en las urnas. El corto trayecto democrático lo ha protagonizado una potente y activa sociedad civil, incluido el gran partido islamista Ennahda, que, juiciosamente legalizado tras la caída del dictador Ben Alí, ha ganado unas elecciones y perdido otras sin rechistar, y ha contribuido decisivamente a redactar y ver aprobada la vigente Constitución. Túnez no es Libia. Su desestructurado vecino oriental afronta una situación trágica que esconde, de hecho, una guerra civil siempre latente y ahora expresada en clanes y sectas. No es el caso de Túnez y las esperanzas terroristas de cambiar este país por la fuerza son sencillamente nulas. Pero no las de causar daños colaterales graves y eventualmente duraderos. El atentado ayer vuelve a poner de relieve cómo el yihadismo terrorista es un fenómeno activo muy cercano (Túnez está a menos de dos horas de avión). En España, la pasada semana recordamos a las 192 víctimas del 11-M, mientras la policía se encuentra en permanente estado de alerta. La desarticulación de células integristas en nuestro país se produce de forma periódica, la última hace cinco días. Por todo ello, atentados como el de ayer tienen que provocar un firme rechazo por parte de la comunidad internacional. Lo sucedido es producto de una amenaza latente, constante y cruel que debe ser combatida sin tregua y con una gran labor de inteligencia policial. Túnez forma parte de ese frente de combate y de solidaridad con su aventura democrática y su vida en paz.







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