viernes, 20 de marzo de 2015

20 marzo 2015 La Razón

20 marzo 2015 



El Estado Islámico: «Viviréis sin paz y sin seguridad»








Túnez intenta recuperarse del peor atentado terrorista que ha sufrido desde hace más de una década. En medio del estupor internacional por el brutal ataque en el Museo del Bardo, el Estado Islámico reivindicó ayer su autoría en una grabación de audio distribuida en internet. La voz en off califica el atentado de «ataque bendecido contra uno de los hogares de los infieles en el Túnez musulmán» y afirma que la operación sangrienta había estado perpetrada por dos «caballeros del Estado Islámico». A continuación advierte: «Es la primera gota de lluvia», según el portal de seguimiento de información yihadista SITE.

«Le decimos a los infieles que se sientan sobre el pecho de la Túnez musulmana: esperad las buenas nuevas de que os haremos daño porque lo que habéis visto es la primera gota de lluvia, si Alá quiere. No disfrutaréis de seguridad ni os será concedida la paz mientras el Estado Islámico tenga hombres como estos que no se duermen en mitad de los agravios», advierte la grabación.

El último balance de víctimas ascendía ayer a 23 muertos, 19 turistas extranjeros y dos tunecinos –un policía y una empleada del museo– más los dos terroristas. El ministro de Sanidad, Said Aidi, aseguró que se había identificado los cuerpos de todos los turistas, entre los que se encontraban tres japoneses, dos españoles, dos colombianos (uno también con nacionalidad australiana), una británica, una belga, dos franceses, tres polacos y cuatro italianos. Afortunadamente, la pareja valenciana que permanecía desaparecida desde el miércoles fue hallada después de haber permanecido 23 horas escondidos en dependencias del Museo del Bardo.

Las autoridades tunecinas se han visto impotentes ante la magnitud de la matanza, que mina el turismo, una de las principales fuentes de la economía tunecina. El primer ministro tunecino, Habib Essid, reconoció que el impacto económico será «terrible», porque llega justo en el inicio de la temporada turística y «va a agravar los problemas de un sector que ya está debilitado». No obstante, Essid agregó que los atentados «no nos va a impedir promocionar Túnez como destino de vacaciones».

Aunque los muertos hayan venido de muy lejos, los tunecinos sintieron como suyas las víctimas del ataque al Museo del Bardo. Durante la noche del jueves, cientos de personas mantuvieron una vigilia en la capital para condenar el terrorismo y rendir homenaje a las víctimas. Los manifestantes gritaron consignas como: «Túnez es libre, fuera los terroristas». «Estamos en guerra», exclamó ayer el presidente tunecino, Beji Caid Essebsi, durante una reunión del Consejo superior de las Fuerzas Armadas convocada tras el ataque contra los turistas. El Gobierno tunecino desplegó toda la maquinaria militar y policial para desenmascarar a los culpables. Según la presidencia, fueron detenidos «cuatro individuos en relación directa» con el atentado, y «otros cinco sospechosos de estar en relación con esta célula», sin facilitar más detalles.

Por su parte, el primer ministro tunecino señaló en declaraciones a la emisora de radio francesa RTL que los terroristas, abatidos por las Fuerzas de Seguridad, habían sido identificados como Hatem al Khashnawi y Yasin al Abidi. Abidi ya era conocido y había sido investigado por los servicios de la inteligencia tunecina, señaló el primer ministro, si bien «estaba señalado por asuntos no muy especiales». «Estamos profundizando en las investigaciones, pero no podemos confirmar si pertenecían a una u otra organización terrorista», detalló el jefe del Gobierno tunecino. Desde por la mañana, en los foros yihadistas comenzó a circular un mensaje de audio que llevaba la firma de Ifriqiyah Media, un grupo yihadista que suele dar cuenta de los ataques terroristas registrados en Túnez. El texto decía que fue «una operación sencilla» con «grandes e inesperados resultados». Aunque en el mensaje no se asociaba entonces a ningún grupo concreto, todo apunta a que está vinculado a la brigada Uqba bin Nafi, una agrupación que aglutina a la rama local de Al Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI) y Ansar al Sharia, designada «organización terrorista» por el Ejecutivo tunecino en 2013. Algunos de sus miembros juraron lealtad al autodenominado Estado Islámico (EI) en septiembre, aunque hasta la fecha no se había producido una adhesión formal a la organización que dirige Abu Bakr al Bagdadi.

En el texto yihadista se desvela que las identidades de los dos atacantes eran Yasin al Obeidi y Sabr al Kashnawi. No obstante, los nombres de los terroristas mencionados en la misiva no coinciden con los provistos por las autoridades tunecinas ayer, en ocasiones, los terroristas adoptan nombres de «guerra». A su vez, el autor del mensaje se atreve incluso a aventurar futuras acciones de envergadura: «¿Qué creen que pasaría si se produjera un ataque coordinado y de manera simultánea contra varios objetivos militares, vitales y turísticos?».

Nuevos atentados

El grupo llama a cometer nuevos atentados contra turistas poniendo especial énfasis en los viajeros estadounidenses, británicos, franceses e israelíes. El texto hace énfasis en que si los acólitos de la yihad temen liquidar a miembros de la Fuerzas de Seguridad o funcionarios del Gobierno, los turistas no musulmanes deben ser su blanco.


La matanza del Museo del Bardo ha aumentado los temores a que el terrorismo yihadista, especialmente activo en la vecina Libia, se extienda en el país y frustre la consolidación de la única democracia tras la Primavera Árabe. Este brutal ataque terrorista es visto como un duro golpe para el primer país que vivió su revolución hacia la transición democrática. Como en Libia o Egipto, los yihadistas del Estado Islámico están tratando de descarrilar el proceso democrático y generar el caos. La transición tunecina aún es frágil y se enfrenta a retos serios. Por ello, un fracaso de los actuales dirigentes a la hora de combatir el terrorismo islámico podría provocar una creciente frustración social y una mayor inestabilidad política. Ese clima podría ser aprovechado por los sectores más duros, incluidos los del viejo régimen, para tratar de volver a un sistema autoritario. De permitirse llegar a ese punto en Túnez, se romperían los consensos que tanto ha costado construir tras la Revolución del Jazmín. Al cierre de esta edición, la autenticidad de la grabación del Estado Islámico todavía no había podido ser verificada. De hecho, el grupo yihadista identificaba a los dos atacantes con otros dos nombres: Abu Zakaria al Tunisi y Abu Anas al Tunisi, cuando Abu Zakaria falleció el sábado en Libia.

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