martes, 7 de febrero de 2017

07 febrero 2017 (2) Diario de Noticias Navarra (opinión)

07 febrero 2017



Las otras víctimas también son víctimas
El acto de memoria a las víctimas del terrorismo ultra y la ‘guerra sucia’ del Estado es un deber ético institucional que avalaron todos los grupos menos el PP y del que se desmarca UPN sin explicar por qué ahora divide a víctimas de primera y de segunda

La decisión del Gobierno de Navarra de celebrar un acto de reconocimiento a las víctimas del terrorismo derechista o de grupos ultras y parapoliciales pretende cumplir la ley foral de 2015 y dar cobertura institucional a una moción, aprobada por el Parlamento foral el pasado 14 de septiembre a propuesta de I-E, que instaba a impulsar actos de cobertura y memoria también a estas víctimas. Una declaración que contó con el apoyo de todas las formaciones políticas de la Cámara navarra, excepto el PP, que se mantuvo en su discurso discriminatorio entre víctimas de primera y víctimas de segunda. Esto es, también contó con el apoyo de UPN, que ahora se ha desmarcado de aquella posición, sin que Esparza haya razonado este giro político, con un duro discurso repleto de descalificaciones al Gobierno y a las propias víctimas de su parlamentario Sergio Sayas. Es evidente que el terrorismo de ETA acumula la mayor parte de las víctimas, pero no citar también el terrorismo derechista y de grupos parapoliciales, la guerra sucia impulsada desde los aparatos del Estado, las desapariciones o los casos de tortura y malos tratos condenados en los tribunales, incluso las personas y familias sometidas a la violencia franquista y a décadas de represión y persecución a cuya memoria aún se ponen obstáculos, supone un intento de discriminación y de obviar parte del sufrimiento generado por la violencia. De hecho, las víctimas de ETA han alcanzado el necesario y legítimo reconocimiento social, político y económico. Y aunque quienes hayan vivido de forma directa las consecuencias de la violencia política jamás podrán ser suficientemente resarcidos, el derecho a la verdad, la justicia y la memoria alcanza a todas las víctimas de violaciones de derechos humanos. Por eso es también importante la asunción institucional de esta realidad y el rechazo social a la instrumentalización política de unas u otras víctimas para avanzar hacia la conciliación social y la normalización política. Y una apuesta política y ética por el reconocimiento a todas las víctimas de las diferentes violencias que también han afectado a familias navarras en las últimas décadas, si lo que se pretende es que estén garantizadas la libertad individual y las libertades colectivas y que marquen el futuro conceptos democráticos como justicia, memoria y reconocimiento. Y los casos de esas víctimas -la mayor parte de ellas sin vinculación con ETA- siguen ahí: Mikel Arregi, Mikel Zabalza, José Luis Cano, Gladys del Estal, Germán Rodríguez o Ángel Berrueta y otros.

Opinión:
Hay ocasiones en las que leo noticias que me envían otras víctimas y me quedo perplejo. ¿Es que todavía hay quien no considera víctimas del terrorismo a aquellas que lo fueron por actividades perpetradas por grupos de extrema derecha? Conste que desconozco si la legislación navarra ampara (o no) a estas personas, pero sí puedo recordar que desde que en 1990 fui nombrado delegado en Catalunya de la antigua AVT las víctimas de atentados de la extrema derecha fueron siempre reconocidas… siempre han sido parte de cualquier relación de “víctimas DEL terrorismo”, sin distinción. Incluso tuve el honor de tramitar sus expedientes tras la aprobación de la Ley 32/1999…, al igual que para las víctimas del GRAPO, de Terra Lliure, del FRAP, del EPOCA y de otras siglas terroristas de diferentes “ideologías”.

Sinceramente, desde la lógica humanitaria y desde la legalidad, no entiendo ciertos planteamientos.

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