viernes, 18 de agosto de 2017

29 julio 2017 (4) Diario Vasco (opinión)

29 julio 2017




El homenaje íntimo a Juan Mari


Su viuda, Maixabel Lasa, su hija y sus dos nietas participan en una jornada privada en su memoria en Legorreta y Tolosa Familia y amigos recuerdan al exgobernador civil socialista de Gipuzkoa asesinado por ETA

Hace 17 años ETA asesinó a Juan Mari Jáuregui. El 29 de julio del año 2000 el socialista y exgobernador civil de Gipuzkoa fue asesinado a tiros en el céntrico restaurante Frontón de Tolosa. Ayer, como cada uno de estos últimos 17 años, su viuda, Maixabel Lasa, y su familia recordaron a Juan Mari en la intimidad con una excursión al monolito de Burnikurutzeta que sus amigos levantaron en su memoria, una ofrenda floral y una comida. Una jornada protagonizada por sus amigos de siempre. Sus amigos de Legorreta y de Tolosa, y los que el «hombre bonachón, bromista y campechano que era Juan Mari», aseguran, hizo en los años que estuvo en política.
«Desde hace tiempo, este encuentro de los que fuimos sus amigos ya no tiene carácter institucional. Preferimos hacerlo así, con la gente que de verdad le queríamos, sin cámaras ni fotógrafos», confesó a este periódico Joxemari Villanueva, el organizador de una jornada que ayer reunió a más 50 personas. El exalcalde de San Sebastián y diputado del PSE-EE, Odón Elorza, el diputado foral, José Ignacio Asensio, y la alcaldesa de Tolosa, Olatz Peon (PNV), fueron algunos de los que se dieron cita para homenajear «a un vasco hasta la médula, emprendedor y con una humanidad desbordante, que no conocía el miedo», recuerdan quienes le conocieron bien. Jáuregui tenía muchos amigos en la política, muchos de ellos nacionalistas. Nunca rompió el diálogo con la gente de HB, ni en los peores momentos. Un socialista contrario a la política de frentes y abierto a tender puntos de encuentro. Para desesperación de sus escoltas, en el Frontón donde ayer se le homenajeó, podía ser sorprendido almorzando o cenando cuando era gobernador de Gipuzkoa.

Su compañero socialista Odón Elorza le dedicó ayer, en Legorreta, unas palabras, igual que Villanueva. Después, la excursión al monolito de Burnikurutzeta, una estela en su recuerdo «que tres veces fue destruida y luego reconstruida», recuerda su cuadrilla. Su viuda, 'Marixabel', como él le llamaba, pasó el día como pudo y como lo que es: 17 años sin él. «Intentando llevarlo de la mejor manera posible. Son días raros...», confiesa cada año en estas fechas dolorosas. Echa de menos a su compañero y amigo. Ayer fue un día amargo pero reconfortante a la vez, junto a su hija, María, y sus nietas, Nerea y Leire. Un día de verano que terminó en torno a una larga sobremesa.





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