02
septiembre 2017
Lagunas y contradicciones de una
investigación
Las primeras indagaciones han
puesto en evidencia debilidades de coordinación
Dos
semanas después de los atentados de Barcelona y Cambrils (Tarragona), que
dejaron 22 muertos —incluidos seis de los terroristas— y un centenar de
heridos, la investigación sobre el caso ha logrado indentificar ya a los diez
presuntos miembros de la célula —otros dos inicialmente señalados fueron puestos
en libertad sin cargos por el juez Fernando Andreu—, determinar su implicación
y enviar a prisión a los dos terroristas supervivientes.
En
estos días, sin embargo, se han abierto también múltiples interrogantes que han dejado al descubierto lagunas
en las labores de información, prevención y coordinación policial. Unas
debilidades que el actual clima de crispación por el referéndum ilegal de independencia
en Cataluña —previsto para el próximo 1 de octubre— han llevado al primer plano
del enfrentamiento político.
Los
que sigue es un resumen de algunos de los principales puntos sobre los que
queda pendiente aportar luz y adoptar medidas:
Un imán radicalizado
De
Abdelbaki es Satty, nacido en 1973 en Marruecos, se sabe que mantuvo vínculos
con una célula que desde Vilanova i la Geltrú (Barcelona) mandaba terroristas a Siria y
que fue desmantelada en 2006 con la Operación Chacal (aunque en 2011 todos los
acusados fueron absueltos por el Tribunal Supremo). También que, pese a ser
investigado inicialmente —y su teléfono pinchado—, su participación en esos hechos quedó descartada y ni siquiera llegó a ser imputado.
Existe igualmente una nota interna de la policía que le relaciona de forma vaga
con algunos implicados en el 11-M.
En
los cuatro años siguientes, Es Satty parece entrar en un submundo de
marginalidad y pequeña delincuencia. En 2010 es condenado a cuatro años de
cárcel por traficar con hachís, pena que cumple en Castellón. Tras salir de
prisión, viaja en más de una ocasión a Marruecos, se investiga si lo hizo a
Austria y está confirmado que pasó tres meses en Bélgica a principios de 2016.
Todo ello antes de recalar en Ripoll (Girona) convertido en imán.
¿Cuándo
se radicalizó Es Satty? ¿Lo estaba ya en 2006 y supo esconderlo? ¿O, como otros
yihadistas, su radicalización empezó tras años de marginalidad y prisión? Si ya
lo estaba en 2006, ¿cómo pudo ser que ningún servicio de información o
inteligencia lo identificara? ¿Seguía órdenes de alguien? ¿Cuál era su relación
con el Estado Islámico (ISIS)? Y otra duda a despejar: ¿Tenían Policía Nacional,
Guardia Civil o el CNI más información de Es Satty que no ha trascendido?
La pregunta de Bélgica
El
aparente desconocimiento sobre la vida del imán tras salir de la cárcel en 2014
se interrumpe en el primer trimestre de 2016. Es Satty llega a Vildevoord, cuna
del yihadismo belga, y despierta sospechas por su actitud entre la propia
comunidad musulmana, que alerta a las autoridades. Un policía local
especialista en la lucha contra la radicalización pide información sobre Es Satty —según los Mossos, por “vía informal”—
a un sargento de la policía autonómica catalana al que conoce. Otras fuentes
policiales califican ese contacto de “bilateral” o “de confianza, usado para
agilizar trámites y basado en el conocimiento mutuo”. El mosso
contesta por correo electrónico al agente belga más de un mes
después, en marzo de 2016, y le dice que Es Satty está en Ripoll y que no tiene
antecedentes de interés.
Vista a
posteriori, esa comunicación es uno de los escasos cabos que
hubiera podido poner el foco en las actividades del imán de Ripoll. En primer lugar, habría que saber si
hay más de un correo electrónico y su contenido. Y después plantearse si, por
ejemplo, la policía belga debió enviar su petición por cauces formales para
darle más entidad. ¿Habría puesto a alguien sobre la pista? ¿Pudo el agente de
Información de los Mossos, teniendo en cuenta que Es Satty ya era imán y la
petición venía de un policía antirradicalización, ampliar sus indagaciones,
incluso compartiendo la información con la Policía Nacional
o la Guardia Civil ?
¿Revela todo ello lagunas en las labores de inteligencia, información y
coordinación policial de las que deben extraerse lecciones?
La pandilla de Ripoll
Ripoll
es una localidad de apenas 10.000 habitantes situada en las boscosas
estribaciones del Pirineo de Girona. Allí crecieron los nueve jóvenes —entre 17
y 28 años— reclutados por Es Satty. Allí los radicalizó a escondidas y desde
allí el grupo eligió una localidad situada en la otra punta de Cataluña,
Alcanar —en Tarragona, a 300 kilómetros—, para convertir una casa ocupada en su
centro de operaciones.
Pese
a que los Mossos visitaron en varias ocasiones la mezquita, Es Satty tuvo gran
habilidad para captar en secreto a los jóvenes y transmitirles unma forma de actuar marcada por la discreción. Ni siquiera sus familiares conocían su
fanatización, según han asegurado estos días.
Un
imán (con antecedentes) llegado de Bélgica, 10 jóvenes, centenares de bombonas
de butano, 500 litros
de acetona, una casa okupada... Nada alertó a nadie. El asunto es complejo e
involucra a varias áreas de actuación —políticas de proximidad, de asuntos
religiosos, inteligencia, información, vigilancia...—, pero abre un abanico de
preguntas: ¿Por qué el imán despertó sospechas en Bélgica y no en España? ¿Por
qué no se ha desarrollado el Plan Nacional contra la Radicalización Violenta
de 2015 que coordina precisamente todas esas acciones? ¿Disponen los cuerpos
policiales de suficientes recursos? Fuentes de la Generalitat han
admitido que Ripoll era considerada una “zona fría” en el radicalismo islámico.
El aviso de la CIA
El
25 de mayo de este año, los Mossos recibieron un aviso de una fuente de
inteligencia que les alertaba de la posible comisión de un atentado yihadista
este verano en La Rambla
de Barcelona. Ese mismo aviso lo recibieron los organismos de la lucha
antiterrorista del Gobierno central, que aseguran que provenía de la CIA, la agencia de
espionaje de EE UU. La noticia fue publicada por El
Periódico de Catalunya tras
el atentado del 17 de agosto en La
Rambla , y responsables de la Generalitat y de los
Mossos la desmintieron repetidas veces. Esta semana se vieron obligados a
confirmar que sí habían recibido el aviso, aunque sostuvieron que no provenía
de la CIA y
alegaron que ni ellos ni el CNI le dieron credibilidad.
No
está claro que otra actitud ante ese aviso hubiera podido evitar el atentado
—entre otras cosas, porque este fue improvisado a última hora por los
terroristas, cuyo plan era otro—, pero las versiones contradictorias de los
Mossos han dado lugar a una bronca política. Además, queda por dilucidar si
realmente nadie dio relevancia a un aviso que sí la tenía.
Alcanar, el centro de mando
Eran
las 23.17 del 16 de agosto cuando una enorme explosión, audible a una decena de
kilómetros, demolió el chalé F9 de la urbanización Montecarlo de Alcanar. Hubo
dos muertos —entre ellos el imán, aunque uno de los cuerpos no se halló hasta
muchas horas después— y un herido grave. Las primeras 26 bombonas de butano
halladas y el olor a acetona llevaron a los agentes a pensar en un laboratorio
de droga.
Junto
a la casa también había una moto de Mohamed Hychamy y un Peugeot 306 de El
Houssaine Abouyaaqou, ambos domiciliados en Ripoll. Con todos estos
elementos, ¿había razones para actuar más rápido y destinar más agentes a
investigar el caso? Una nota interna de la Guardia Civil (GEDEX
de Tarragona) señala las veces que llamaron a los Mossos para informarse de lo
ocurrido. “Les dicen que nada y no les dejan investigar”, aseguran.
Los
Mossos d'Esquadra han ofrecido informaciones contradictorias. El mayor de los
Mossos, Josep LLuís Trapero, aseguró el pasado lunes que l guardia civil no
ofreció ayuda que “alguien se la había inventado”. Tres días antes, sin
embargo, el inspector Albert Oliva, portavoz de los Mossos, había afirmado que
la policía catalana había declinado la inspección por parte de la Guardia Civil porque
era innecesaria.
Según
los expertos, existe un protocolo de
inspección ocular para policía científica y TEDAX que se basa en la
adopción de medidas en función de lo encontrado. Una primera pregunta es por
qué nadie interrogó al herido en el hospital. Según el protocolo, “si se
sospecha que puede tratarse de un laboratorio de drogas, debe avisarse al grupo
de estupefacientes para que lo haga y, en su caso, lo detenga”, explica un alto
mando de la policía científica. ¿Se interrogó a los vecinos acerca de
los moradores? ¿Se buscó al propietario de la casa? ¿Alguien comprobó las matrículas
de los vehículos apostados a la puerta?
Pasaron
17 horas hasta la siguiente explosión, casi simultánea al atropello masivo
perpetrado por Younes Abouyaaqoub en La Rambla. Causó un
enorme hongo de polvo visible a kilómetros. Los Mossos informaron de que fue
una chispa provocada por “una máquina retroexcavadora” que estaba removiendo
los escombros, que incendió una bolsa de gas enterrada, la que causó la
explosión. Ocho heridos.
El atropello de La Rambla
La
casa Alcanar pasó de ser un potencial laboratorio de drogas a un enclave
terrorista en cuestión de minutos. La documentación encontrada en la furgoneta
que arrasó La Rambla ,
el pasaporte del melillense Mohamed Houli Chemlal, el herido grave de la
primera explosión y que entonces ya sí fue detenido, conecto los hechos. Al
mismo tiempo en Alcanar aparecían restos de otro cuerpo, un centenar de
bombonas más, un libro verde con el nombre del imán a modo de manual yihadista,
un manuscrito y unos billetes de avión a su nombre con destino Bruselas, además
de agua oxigenada, pulsadores, fundas de almohada, tornillería… “Estaban
preparando un atentado mayor que se ha evitado con la explosión”, explicó Josep
LLuís Trapero a las once de la noche en su primera comparecencia. Este afirmó
horas antes del ataque de Cambrils que no se esperaban nuevos atentados, lo que
parece indicar que a esa hora los Mossos aún no sabían que había cinco
terroristas huidos sin identificar.
La preparación de Cambrils
Uno
de ellos, Mohamed Hichamy —el dueño de la moto de Alcanar—, había sufrido a
primera hora de la tarde un accidente en el kilómetro 265 de la autopista AP-7,
tras el que huyó a pie hasta un área de servicio, en la que esperó a sus
compinches. En las siguientes horas, el grupo visitó
hasta en cuatro ocasiones la gasolinera, pasó varias horas en un restaurante
abandonado en Riudecanyes y compró cinco cuchillos y un hacha en una tienda de
Cambrils. No fueron identificados por cuerpo de seguridad alguno.
Disparar a matar
Los
cinco terroristas que perpetraron el atentado de Cambrils fueron abatidos por
los Mossos d’Esquadra, cuatro de ellos por un mismo agente. “Fue una actuación
ejemplar. En aquel momento, en una zona urbana, con el atropello de Barcelona
fresco y portando cinturones sospechosos [que luego resultaron ser falsos], era
la única alternativa”, explican fuentes de la investigación presentes en la
zona.
La
muerte de Younes Abouyaaqoub, el autor del atropello de La Rambla , cuatro días más
tarde en Subirats ha sido interpretada de forma distinta por los expertos. Tras
cuatro días huyendo, solo, había ido a la zona a buscar lo que pensaba que
podía ser su última oportunidad. Llamó a la ventana de una casa de un supuesto
conocido pero el nuevo inquilino comentó el suceso a un vecino y este alertó a
la policía. Abouyaaqoub trató de ocultarse en un viñedo, donde fue descubierto.
Se abrió la camisa, mostró otro cinturón y gritó ¡Allahu akba!.
“En
un espacio abierto, sin riesgo para terceras personas, hay fórmulas para contener
a un hombre desarmado sin poner a los agentes en riesgo y había el precedente
de los cinturones falsos”, explica una fuentev policial. “La muerte de
Abouyaaqoub ha dejado a los investigadores sin una posible fuente de
información de gran importancia”, dice otra fuente de la lucha antiterrorista.
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