domingo, 18 de febrero de 2018

17 febrero 2018 (6) El Periódico de Aragón (opinión)

17 febrero 2018 


La célula yihadista iba a atacar la torre Eiffel y la Sagrada Familia
Los terroristas perfilaron su acción dos días antes del 17-A en la capital francesa. El plan original consistía en realizar el atentado de forma simultánea en París y en Barcelona

Barcelona y París. La Sagrada Familia y la torre Eiffel atacadas de forma simultánea con furgonetas cargadas con decenas de kilos de explosivo casero. Dos de los mayores iconos europeos –uno, un templo religioso, y el otro, un símbolo occidental– alcanzados por el zarpazo terrorista a la vez o en un corto espacio de tiempo. En la lógica yihadista, era el plan perfecto. Y era el plan que, según han explicado a este diario fuentes cercanas a las investigaciones, habían diseñado los integrantes de la célula de Ripoll.
Los ataques de Barcelona y Cambrils, que causaron la muerte de 16 inocentes, resultaron ser una acción a la desesperada puesto que, al estallar de forma accidental en Alcanar (Tarragona) el explosivo que estaban fabricando, su planes iniciales se fueron al traste.
Una de las grandes incógnitas de los atentados del 17-A era determinar por qué dos miembros de la célula fueron a París el 11 y el 12 de agosto, es decir, en plena fase final de preparación del atentado. Un viaje tan largo en un momento tan delicado no parecía tener sentido. En un primer momento se sospechó que el viaje a la capital francesa obedecía a que ese era el lugar de encuentro con un enlace exterior, posiblemente del Estado Islámico, que les habría dado instrucciones sobre el ataque.
Tras tener noticia del viaje de los miembros de la célula a París, la policía francesa se volcó –hay un equipo conjunto con España– en la investigación y logró, tras recuperar las grabaciones de cientos de cámaras de seguridad, seguir casi al minuto el recorrido que los dos terroristas realizaron en territorio francés. Especialmente en la capital. Sin embargo, en ese recorrido no aparece ningún encuentro con nadie.
Finalmente, según han explicado a este diario fuentes cercanas a la investigación, las pesquisas han demostrado que el objetivo del viaje era otro. Los miembros de la célula fueron a París con la intención de estudiar el terreno del lugar de la capital francesa donde querían cometer un atentado: la torre Eiffel. A partir del testimonio de Mohamed Houli Chemlal ya se sabía que en Barcelona un objetivo era la Sagrada Família. El segundo lugar donde iban a atentar en la capital catalana sigue sin haberse podido determinar.

La pista clave

Cuando se cumplen seis meses del ataque en la Rambla y en el paseo marítimo de Cambrils (Tarragona), los agentes de los Mossos d’Esquadra, la Guardia Civil y la Policía Nacional que investigan los ataques han concluido que los terroristas pretendían, además de en Barcelona, atentar en la torre Eiffel. El elemento que apunta en ese sentido se encontró en la cámara que los terroristas compraron en un establecimiento de la Fnac en la capital francesa y que apareció entre los escombros de la casa de Alcanar.
Younes Abouyacoub y Omar Hichamy viajaron a París a bordo de un Audi, el coche con el que la noche del 17 de agosto varios miembros de la célula atentaron en Cambrils, y se alojaron en un hotel en Malakoff, un barrio de la banlieue parisina. Además, este no fue el único viaje. En julio del año pasado, los terroristas también pisaron la capital francesa. Su primer desplazamiento a Francia tuvo lugar en diciembre del 2016.

Algo no tan lógico

En la cámara, los investigadores encontraron una serie de vídeos y fotografías de la torre Eiffel. En principio, algo lógico cuando alguien viaja a París. Sin embargo, un análisis más atento de esas imágenes ha hecho que saltara la alarma. Apenas había panorámicas de la torre. Es decir, no eran ni las fotografías ni los vídeos que haría un turista. Las imágenes y las grabaciones eran, en su inmensa mayoría –y hay decenas–, de los lugares donde se forman las colas, de las calles por donde pasan coches cerca del monumento, de los emplazamientos en los que aparcan los autobuses que trasladan a los turistas y de las puertas de los restaurantes cercanos.
«Esas imágenes eran el estudio operativo para cometer un atentado. Era el estudio del escenario para determinar dónde colocar la furgoneta bomba», señalan las fuentes de la investigación, que comparten la hipótesis de que, de las tres furgonetas que habían alquilado los terroristas, dos iban a ser explosionadas en la capital catalana y la tercera iba a ser enviada para cometer el ataque en París. Los investigadores creen que la furgoneta que iba a tener como destino la capital francesa es la que se localizó en Vic (Barcelona). De las otras dos, una fue empleada por Abouyacoub para cometer el atropello masivo de la Rambla y la otra sufrió un accidente en la autopista y sus ocupantes se dieron a la fuga para reaparecer más adelante en Cambrils.
Según ha relatado Mohamed Houli Chemlal, el superviviente de la explosión de la casa de Alcanar, la intención no era hacer estallar esos vehículos con un conductor suicida, sino dejar las furgonetas y hacerlas estallar o bien con un temporizador o mediante un mando a distancia. El objetivo era no morir como suicidas en un primer momento, sino permanecer vivos para continuar durante varios días con una campaña de ataques. Para ello, además de las furgonetas, los terroristas habían cebado con explosivo y metralla cilindros metálicos que podían ser empleados como granadas de mano o para confeccionar un chaleco explosivo.


En total, los terroristas llegaron a confeccionar en la casa de Alcanar cerca de 250 kilos de TATP –explosivo conocido también como la madre de Satán–, que querían repartir en el interior de fundas de almohada, utilizadas a modo de saco. Esos envoltorios permitían, además, usarlas como bombas arrojadizas contra la multitud.

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