viernes, 11 de mayo de 2018

06 mayo 2018 (04.05.18) (4) Las Provincias

06 mayo 2018 (04.05.18) 



ETA la última rendición en Europa

Antes que ella tomaron ese camino el IRA irlandés, las Brigadas Rojas italianas y la Fracción del Ejército Rojo alemán | El final de la banda vasca tiene similitudes con la irlandesa por su carácter nacionalista y parecido arraigo social y presencia en la vida institucional
De las cuatro grandes organizaciones terroristas que sembraron el terror en Europa en las últimas décadas, ETA y el IRA han recorrido procesos de disolución similares. En el caso del IRA transcurrieron ocho años entre el fin de la actividad armada y la disolución, en el de ETA, siete. Ambas profesaban credos nacionalistas trufados con postulados marxistas, aunque los planteamientos ideológicos pronto quedaron subordinados a la dictadura de las armas. Las dos contaban con un apreciable tejido social de apoyo y con representación institucional.
Nada que ver con las Brigadas Rojas italianas o la Fracción del Ejército Rojo alemán, grupos que no consiguieron arraigo social y defendieron premisas de extrema izquierda. Un aislamiento que desembocó en abruptas desapariciones de escena.

IRA
Acuerdos de Viernes Santo

En realidad es el IRA provisional, heredero del de la guerra de independencia de Irlanda. Comenzó su singladura en 1969 y silenció las armas en 1997. Casi tres décadas en las que dejó tras de sí 1.822 víctimas mortales, sin lograr la unificación de la británica Irlanda del Norte con la República de Irlanda, aunque alcanzó un estatus autonómico.
Ha sido la organización terrorista europea con mayor potencial militar, mantuvo en jaque al Ejército británico y protagonizó atentados de fuerte impacto, como el de Lord Mountbatten, tío de la reina de Inglaterra, al que colocaron una bomba en su yate cuando navegaba frente a las costas irlandesas en 1979, o el perpetrado contra Margaret Thatcher, que salió ilesa en octubre de 1984 del ataque con explosivos al hotel en el que celebraba su congreso el Partido Conservador.
En julio de 1997, el IRA ordenó un alto el fuego a sus militantes y se sumó a las negociaciones del castillo de Stormont con los gobiernos irlandés y británico y ocho fuerzas políticas, que acabaron con los Acuerdos de Viernes Santo. Pero tras el referéndum de autonomía de Irlanda del Norte y su posterior suspensión, la situación se bloqueó. Fue necesario volver a la mesa de negociaciones hasta que el 28 de julio de 2005, el IRA ordena «formalmente el final de la campaña armada» e informa de que «todas las unidades han recibido la orden de dejar las armas». Pero ni pidió perdón a sus víctimas, solo reconoció que «mucha gente ha sufrido en este conflicto», ni se disolvió. Dos meses después, la Comisión Internacional Independiente de Desarme certifica la entrega de todas las armas del IRA.

Brigadas Rojas
Secuestro y muerte de Moro  

Las Brigadas Rojas de Italia no hicieron una declaración formal de su disolución. En 1987, un grupo de dirigentes históricos, entre ellos sus dos figuras más relevantes, Renato Curzio y Mario Moretti, consideraron extinguida su razón de ser. Pero grupúsculos disidentes continuaron y en 1999 y 2002 mataron a dos colaboradores del líder centroizquierdista Massimo D'Alema y de Silvio Berlusconi.
Nacida en 1969 al abrigo de los movimientos universitarios de Trento como una organización a la izquierda del PCI, anticapitalista y antisoviética con el objetivo de implantar la dictadura del proletariado, bebió en lo ideológico de la extrema izquierda y de Mayo del 68, mientras que en lo organizativo su referente fueron los Tupamaros uruguayos. Sus acciones se caracterizaron por la espectacularidad. Secuestros exprés con tiros en la pierna de grandes empresarios, jueces, políticos y periodistas, pero también asesinatos. Las Brigadas Rojas reconocieron ser autores entre 1969 y 1988 de 89 asesinatos.
Su operación de mayor eco internacional fue también el principio del fin: el secuestro el 16 de marzo de 1978 y el asesinato 55 días después del líder democristiano Aldo Moro. Aquel crimen desató, además del repudio nacional, una ola de críticas internas y condujo a la descomposición gradual de la organización, que se fragmentó en grupos minúsculos hasta languidecer. Nunca hubo un final oficial, pero las Brigadas Rojas hoy no existen.

RAF
Extraños suicidios en la cárcel

«Hace casi 28 años, el 14 de mayo de 1970, la RAF surgió en una acción de liberación. Hoy finalizamos este proyecto. La guerrilla urbana en la forma de la RAF es ahora historia». Con estas tres frases en un comunicado enviado a la agencia Reuters el 20 de abril de 1998, la alemana Fracción del Ejército Rojo, anunció su final. Este grupo -bautizado por la prensa sensacionalista germana banda Baader-Meinhof, nombre que hizo fortuna- nació el día que un grupo liberó a Andreas Baader, detenido en unos disturbios estudiantiles, operación en la que Ulrike Meinhof jugó un papel clave. En sus 28 años de existencia dejó un reguero de 34 cadáveres de banqueros, empresarios, policías y civiles.
De ideología antiimperialista, anticapitalista y marxista-leninista, contó con la colaboración del Gobierno de Alemania Oriental, se entrenó en Beirut y los Tupamaros uruguayos también fueron su inspiración organizativa. Protagonizó numerosos ataques a instalaciones militares de Estados Unidos en suelo alemán. El otro gran objetivo fue los grandes empresarios. Su crimen paradigmático fue el secuestro, 'juicio' y asesinato del exoficial nazi de las SS, Hanns Martin Schleyer, presidente de la Asociación Alemana de Industriales y patrón de los patronos de ese país, capturado en septiembre de 1977 y tiroteado un mes después.
Pero además del impacto de sus acciones, incluido el espectacular secuestro del avión de Lufthansa que acabó en el aeropuerto somalí de Mogadiscio secuestrado por el Frente para la Liberación de Palestina para exigir la liberación de los líderes de la RAF, el grupo alcanzó notoriedad mundial por los extraños suicidios de sus jefes en prisión. La primera fue Meinhof, que en mayo de 1976 apareció ahorcada en su celda en una cárcel de máxima seguridad. El cadáver de Baader fue encontrado en octubre de 1977 en su calabozo con un tiro en la cabeza. El mismo día otro dirigente se ahorcó también en su celda y una tercera activista, según la versión oficial, se apuñaló pero sobrevivió.
El Gobierno propuso un trato a los terroristas en 1992, a los que ofreció excarcelaciones a cambio del final de la violencia, y la RAF aceptó. Seis años después redactó su comunicado de extinción de ocho páginas y echó la persiana. Hoy no hay noticias de la RAF.



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